jueves, 28 de mayo de 2015

El problema de la doncella

Hace ya algún tiempo traíamos aquí un poema polaco que contenía un problema de ajedrez que, para la historia, ha pasado a ser conocido como "El mate de la princesa Ana". Y decíamos en esa entrada que, en realidad, el autor del poema -un tal Kochanowsky- había cogido un problema muy antiguo, conservado en el ajedrez medieval, y lo había traducido a las reglas del ajedrez moderno (ajedrez a la rabiosa, se le llamaba en el siglo XVI). Prometíamos hablar de ese otro problema, y ha llegado el momento de cumplir lo prometido. Primero, recordemos el problema tal y como lo planteaba el polaco de marras ese.

Diagrama 1. El mate de la princesa Ana. Juegan negras y ganan.

 Muchos seguramente ya habréis oido hablar de "El problema de la doncella" o el "Problema de Dil-aram". Es uno de los problemas más antiguos que se conocen en ajedrez. Tan antiguo, de hecho, que su origen se hunde en la niebla de la historia de la cual surge el ajedrez mismo.

Su versión escrita más antigua la encontramos en un tratado, bellamente decorado, que perteneció originalmente al sultán turco Abd-ul-Hamid y que fue redactado… ¡en 1140! Pero este tratado es solamente una recolección de problemas conocidos que ya circulaban entre los estudiosos de la época, y se cree que el problema tiene su origen en Irán en el siglo IX o X. Es decir, hacia el año 850 o 900 d.C. Los musulmanes trajeron este problema, junto con su afición al juego, a Europa, donde se incorpora al repertorio de “Dobles”, problemas de ajedrez que el anfitrión de una fiesta proponía a sus convidados. Estos apostaban por uno de los dos bandos (blancos o negros), y cuando el anfitrión mostraba la solución se saldaban las apuestas. Esto hizo que el ajedrez fuera considerado, junto con las cartas y los dados, un juego de azar y estuviera prohibido por la Iglesia durante mucho tiempo. El problema original, tal como se conserva en el manuscrito de Abd-ul-Hamid, es el que veis en el diagrama 2.
Diagrama 2. El problema de Dil-Aram. Blancas juegan y ganan... siguiendo las reglas del ajedrez medieval.

 Como todos los problemas antiguos, este viene acompañado de una historia. Según otro manuscrito árabe de 1501, la leyenda que acompaña a este problema es la que sigue.

“Dil-aram es la esposa del visir del Sha de Irán. Los asuntos de gobierno mantienen ocupado al visir, y la ausencia de su esposa le entristece, hasta el punto de que la empieza a llamar “Dil-aram”, un apelativo cariñoso que debemos traducir como “Corazón alegre”. Al visir le gusta jugar al ajedrez, un juego en el que como hemos visto era costumbre apostar, a veces muy fuerte. En cierta ocasión, apostó con su rival a su propia esposa. La partida se complica y el visir lleva las de perder, encontrándose en una situación de mate. Dil-aram observa desde detrás de una fina cortina, y en el momento crítico (el del diagrama 2) exclama:
-          ¡Sacrifica las torres, pero no entregues a Dil-aram!
El visir sigue su consejo, y vence.”

¿Puedes tú, ahora, resolver este antiguo problema jugando según las reglas del ajedrez medieval?  ¿Qué? ¿Qué no sabes cuáles son esas reglas? Pues nada, nada, saca boli y papel y apunta. Afectan sobre todo al movimiento de las piezas. Los peones siempre mueven una casilla, y no pueden empezar moviendo dos como en el ajedrez moderno. No existe, por tanto, la regla de la captura al paso. Tampoco se corona al peón cuando alcanza el final del tablero. Se queda allí de pasmarote, esperando que se lo coman. La Torre es la pieza más poderosa, y se mueve como en la actualidad. También el caballo movía entonces como ahora. La Dama, sin embargo, no existía: se la llamaba "alferza" y movía solo una casilla en diagonal. El alfil, por otro lado, movía saltando en diagonal a una casilla situada a dos pasos, por lo que se limitaba mucho su alcance y potencia, aunque podía saltar piezas, como el caballo. El Rey se movía como en la actualidad, pero no podía enrocar.

Y ahora, a resolver. Si podéis...

2 comentarios:

  1. El problema es hermoso, tanto en su planteamiento histórico como en su resolución ajedrecística. No me atrevo a dar la solución, porque conozco el problema desde hace tiempo. Pero para los que no lo conozcan, me permito dar una pista: dado que las negras amenazan dar mate en una, las jugadas de las blancas deben ser todas con jaque.....¿ayuda?

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  2. La posición de las dos torres negras y el caballo me recuerdan otro problema histórico, aunque no tan antiguo, que espero compartir con vosotros próximamente.

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